Como homenaje a H.Melville, diré "Llamadme Alberto". Solitario, huraño, gruñón, derrochador, cínico pero buena persona y quizá honrado. Me apasiona escribir, pero no me llena, paradojas crueles que a veces nos toca soportar. Inquieto, conservador y revolucionario, amante de las Artes -caprichosas y desagradecidas-, lenguaraz las menos veces por cobarde y de espíritu algo bohemio, aunque reniego de ello.